sábado, 1 de marzo de 2014

LAS TRES MONTAÑAS

LAS TRES MONTAÑAS


CUATRO PALABRAS AL LECTOR



CUATRO PALABRAS AL LECTOR
Sin querer en modo alguno herir delicadas susceptibilidades, debemos enfatizar la idea básica de que en el ambiente cultural‑espiritual de la humanidad contemporánea, coexisten variadas instituciones venerables, que muy sinceramente creen conocer el camino secreto y que sin embargo no le conocen.
Permítaseme la libertad de decir con gran solemnidad que no queremos hacer crítica destructiva; ENFATIZAMOS, y es ostensible que eso no es delito.
Obviamente, y por un simple respeto muy profundo hacia nuestros semejantes, jamás nos pronunciaríamos contra ninguna mística institución.
A ningún elemento humano podría criticársele por el hecho de desconocer algo que nunca se le ha enseñado. El camino secreto jamás ha sido develado públicamente.
En términos rigurosamente socráticos, diríamos que muchos eruditos que pretenden conocer a fondo la Senda del Filo de la Navaja, no sólo ignoran, sino además ignoran que ignoran.
No queriendo indicar o señalar organizaciones espirituales de ningún tipo y sin el ánimo de zaherir a nadie, diremos simplemente que el ignorante ilustrado no solamente no sabe, sino además no sabe que no sabe.
En todos los libros sagrados de la antigüedad se hace alusión al camino secreto, se le cita, se le nombra en muchos versículos, más la gente no le conoce.
Develar, indicar, enseñar la senda esotérica que conduce a la liberación final, es ciertamente el propósito de esta obra que tenéis en vuestras manos, querido lector. Este es un libro más del Quinto Evangelio.
Goethe, el gran iniciado alemán, dijo: "Toda teoría es gris y sólo es verde el árbol de dorados frutos, que es la vida".
Vivencias trascendentales es ciertamente lo que entregamos en este nuevo libro: lo que nos consta, lo que hemos experimentado directamente.
Es inaplazable trazar los mapas del camino, indicar con precisión cada paso, señalar los peligros, etc., etc., etc.
Hace algún tiempo los guardianes del Santo Sepulcro me dijeron: "Sabemos que te vais, más antes de que te marchéis, debéis dejarle a la humanidad los mapas del camino y vuestras palabras".
Yo respondí diciendo: "eso será lo que haré". Desde entonces me comprometí solemnemente a escribir este libro.
EL AUTOR.


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CAPÍTULO I MI INFANCIA



CAPÍTULO I
MI INFANCIA
No está demás aseverar solemnemente que nací con enormes inquietudes espirituales; negarlo sería un absurdo...
Aunque a muchos les parezca algo insólito e increíble, el hecho concreto de que haya alguien en el mundo que pueda recordar en forma íntegra la totalidad de su existencia, incluyendo hasta su propio suceso del nacimiento, quiero aseverar que yo soy uno de esos.
Después de todos los consabidos procesos natales, muy limpio y hermosamente vestido, deliciosamente fui colocado en el lecho materno junto a mi madre...
Cierto gigante muy amable, acercándose a aquel sagrado lecho, sonriendo dulcemente me contemplaba, era mi padre.
Huelga decir claramente y sin ambages, que en el amanecer de cualquier existencia andamos originalmente en cuatro patas, luego en dos y por último en tres. Obviamente la postrera es el bastón de los ancianos.
Mi caso en modo alguno podía ser una excepción a la regla general. Cuando tuve once meses quise caminar y es evidente que lo logré, sosteniéndome firmemente sobre mis dos pies.
Todavía recuerdo plenamente aquel instante maravilloso en que, entrelazando mis manos sobre la cabeza, hiciera solemnemente el signo masónico de socorro: "ELAI B" NE AL' MANAH".
Y como quiera que todavía no he perdido la capacidad de asombro, debo decir que lo que sucedió entonces me pareció maravilloso. Caminar por vez primera con el cuerpo que a uno le ha dado la Madre Natura, es fuera de toda duda un prodigio extraordinario.
Muy serenamente me dirigí hasta el viejo ventanal desde el cual podía verse claramente el abigarrado conjunto de personas que aquí, allá, o acullá, aparecían o desaparecían en la calleja pintoresca de mi pueblo.
Agarrarme a los barrotes de tan vetusta ventana, fue para mi  la primera aventura; afortunadamente mi padre ‑hombre muy prudente ‑ conjurando con mucha anticipación cualquier peligro, había colocado una malla de alambre en la balaustrada, a fin de que yo no fuese a caer en la calle.
¡Ventana muy antigua de un alto piso! ¡Cuánto la recuerdo! Vieja casona centenaria donde diera mis primeros pasos...
Ciertamente en esa deliciosa edad, amaba los encantadores juguetes con que los niños se divierten, más esto en modo alguno interfería mis prácticas de meditación.
Por esos primeros años de la vida en que uno aprende a caminar, acostumbraba sentarme al estilo oriental para meditar...
Entonces estudiaba en forma retrospectiva mis pasadas reencarnaciones y es ostensible que me visitaban muchas gentes de los antiguos tiempos.
Cuando concluía el éxtasis inefable y retornaba al estado normal común y corriente, contemplaba con dolor los muros vetustos de aquella centenaria casa paternal, donde yo parecía, a pesar de mi edad, un extraño cenobita...
¡Cuán pequeño me sentía ante esos toscos murallones! lloraba... ¡Sí! como lloran los niños...
Me lamentaba diciendo: ¡Otra vez en un nuevo cuerpo físico! ¡Cuán dolorosa es la vida! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!...
En esos precisos instantes acudían siempre mi buena madre con el propósito de auxiliarme, a tiempo que exclamaba: "El niño tiene hambre, tiene sed," etc., etc., etc.
Jamás he podido olvidar aquellos instantes en que alegre corría por los solariegos corredores de mi casa...
Entonces me acaecían insólitos casos de Metafísica trascendente: Me llamaba mi padre desde el umbral de su recámara; yo le veía en ropas de dormir y cuando intentaba acercarme a él, se esfumaba perdiéndose en la dimensión desconocida...
Empero, confieso sinceramente que este tipo de fenómenos psíquicos me eran muy familiares. Entraba sencillamente en su alcoba y al verificar en forma directa que su cuerpo físico yacía dormido entre el perfumado lecho de caoba, me decía a mi mismo lo siguiente: ¡Ah! lo que sucede es que el alma de mi padre está afuera porque su cuerpo carnal en estos momentos está durmiendo.
Por aquellos tiempos comenzaba el cine mudo y muchas gentes se reunían en la plaza pública durante la noche, para distraerse observando películas al aire libre en la rudimentaria pantalla: una sábana bien templada, clavada en dos palos debidamente distanciados...
Yo tenía en casa un cine muy diferente: me encerraba en una recámara obscura y fijaba la mirada en la barda o pared. A los pocos instantes de espontánea y pura concentración, se iluminaba espléndidamente el muro cual si fuese una pantalla multidimensional, desapareciendo definitivamente las bardas; surgían luego de entre el infinito espacio, paisajes vivientes de la gran naturaleza, gnomos juguetones, silfos aéreos, salamandras del fuego, ondinas de las aguas, nereidas del inmenso mar, criaturas dichosas que conmigo jugueteaban, seres infinitamente felices.
Mi cine no era mudo, ni en él se necesitaba a Rodolfo Valentino, o a la famosa Gatita Blanca de los Tiempos idos.
Mi cine era también sonoro y todas las criaturas que en mi pantalla especial aparecían, cantaban o parlaban en el orto purísimo de la divina lengua primigenia, que como un río de oro corre bajo la selva espesa del sol.
Más tarde, al multiplicarse la familia, invitaba a mis inocentes hermanitos y ellos compartían conmigo esta dicha incomparable mirando serenamente las figuras astrales en la extraordinaria barda de mi oscura recámara...
Fui siempre un adorador del Sol y tanto al amanecer como al anochecer subía sobre la techumbre de mi morada (porque entonces no se usaban las azoteas) y sentado al estilo oriental como un yoguín infantil, sobre las tejas de barro cocido, contemplaba al astro rey en estado de éxtasis, sumiéndome así en profunda meditación: buenos sustos se llevaba mi noble madre viéndome caminar sobre la morada...
Siempre que mi anciano padre abría la vieja puerta del guardarropa, sentía como si me fuese a entregar aquella singular chaqueta o casaca de color púrpura en la que lucían dorados botones...
Vieja prenda del vestir caballeresco que usara con elegancia en aquella mi antigua reencarnación en que me llamara Simeón Bleler; a veces se me ocurría que entre ese armario viejo pudieran también estar guardados espadas y floretes de los antiguos tiempos.
No se si mi padre me comprendiera; pensaba tal vez que pudiera entregarme objetos de esa antepasada existencia; el anciano me miraba y en vez de tales prendas me entregaba una carreta para que con ella jugara; juguete de dichas inocentes en mi infancia...

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CAPÍTULO II RELIGIÓN



CAPÍTULO II
RELIGIÓN
Enseñado en buenos modales, confieso francamente y sin ambages, que fui educado de acuerdo con la religión oficial de mi pueblo.
Travesear con alguien, por el desván, en plena liturgia, siempre me pareció abominable...
Desde niño tuve el sentido de veneración y respeto. No quise jamás encogerme de hombros en pleno culto; nunca me agradó escabullirme de entre mis sagrados deberes, ni reírme, ni burlarme de las cosas santas.
Sin querer ahora enredarme entre espinas y zarzales, debo tan sólo decir que en tal secta mística ‑no importa cual sea su nombre ‑ encontré principios religiosos comunes en todas las religiones confesionales del mundo. Citarlos ahora, es conveniente para bien de la Gran Causa.
CIELOS. Los hallamos en toda religión confesional aunque con diversos nombres; empero, estos son siempre nueve, como dijera con tanto acierto el Dante Florentino, en su clásico poema de la Divina Comedia.
1.)Cielo de la LUNA (Mundo Astral).
2.)Cielo de MERCURIO (Mundo Mental).
3.)Cielo de VENUS (Mundo Causal).
4.)Cielo de SOL (Mundo BUDDHICO o INTUICIONAL).
5.)Cielo de MARTE (MUNDO ATMICO. Región de ATMAN).
6.)Cielo de JÚPITER (EL NIRVANA).
7.)Cielo de SATURNO (Mundo PARANIRVÁNICO).
8.)Cielo de URANO (Mundo MAHAPARANIRVÁNICO).
9.)Cielo de NEPTUNO (EL EMPÍREO).
Resulta palmario  manifiesto que estos nueve cielos en hora buena citados, están también dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, y se penetran y compenetran mutuamente sin confundirse.
Obviamente estos nueve cielos se hallan ubicados en nueve dimensiones superiores; ostensiblemente se trata de nueve universos paralelos.
INFIERNOS. No está demás en este esotérico Mensaje de Navidad 1972‑1973, recordar con cierto énfasis muy singular a los diversos infiernos religiosos..
Evoquemos con solemnidad, hagamos memoria, de los múltiples infiernos prehistóricos e históricos.
Remembranza, reminiscencias, existe por doquiera sobre infiernos Chinos, Mahometanos, Budistas, Cristianos, etc., etc., etc...
Resulta incuestionable que todos esos variados infiernos sirven de símbolo para el mundo mineral sumergido...
Claramente, el Dante, discípulo maravilloso de Virgilio el Poeta de Mantua, descubre con asombro místico la íntima relación existente entre los nueve círculos Dantescos y los nueve cielos...
"EL BARDO THODOL", LIBRO TIBETANO DE LOS ESPÍRITUS DEL OTRO MUNDO, resalta magnífico ante nuestros ojos haciéndonos ver la cruda realidad de los "MUNDOS‑INFIERNOS", dentro del interior del organismo planetario en que vivimos.
Es indubitable que los Nueve Círculos Dantescos dentro del interior de la Tierra, se corresponden científicamente con las nueve INFRADIMENSIONES sumergidas bajo la región tridimensional de EUCLIDES.
Resulta palmario y claro, la existencia cósmica de los MUNDOS‑INFIERNOS, en cualquier mundo del espacio infinito.
Obviamente el reino mineral sumergido, no es ciertamente una excepción del planeta Tierra.
ANGEOLOGÍA

Todo el Cosmos es dirigido, vigilado y animado por series casi interminables de Jerarquías de Seres conscientes, teniendo cada uno de ellos una misión que cumplir, y quienes (ya se les llame por un nombre o por otro, Dhyan‑Chohans, Ángeles o Devas, etc.) son Mensajeros tan sólo en el sentido de ser agentes de las Leyes Kármicas y Cósmicas. Varían hasta el infinito en sus grados respectivos de conciencia y de inteligencia y todos ellos son hombres perfectos en el sentido más completo de la palabra.
Múltiples servicios angélicos caracterizan el Amor Divinal. Cada Elohim trabaja en su especialidad. Nosotros podemos y debemos apelar a la protección Angélica.
D I O S

Todas las religiones son perlas preciosas engarzadas en el hilo de oro de la Divinidad.
Es ostensible el amor que todas las místicas instituciones del mundo sienten por lo Divinal: Alá, Brahama, Tao, Zen, I.A.O., INRI, Dios, etc., etc., etc.
El Esoterismo Religioso no enseña ateísmo de ningún tipo, excepto en el sentido que encierra la palabra sánscrita NASTIKA: no admisión de ídolos, incluyendo a ese Dios antropomorfo de la gente ignorante (cosa absurda sería creer en un dictador celeste que sentado allá arriba en un trono de tiranía, lanzara rayos y centellas contra este triste hormiguero humano).
El Esoterismo admite un LOGOS o un "CREADOR" colectivo del universo, un DEMIURGO arquitecto.
Es incuestionable que tal DEMIURGO no es una Deidad personal como muchos equivocadamente suponen, sino sólo la colectividad de los DHYAN CHOHANS, Ángeles, Arcángeles y demás fuerzas. DIOS ES DIOSES.
Escrito está con caracteres de fuego en el libro resplandeciente de la vida, que Dios es el Ejército de la Voz, la Gran Palabra, El Verbo.
"En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios".
"Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho".
Es algo palmario y manifiesto, que cualquier hombre auténtico que logre realmente la perfección, ingresa por tal motivo en la corriente del sonido, en las milicias celestes constituidas por los buddhas de compasión, Ángeles, Espíritus Planetarios, Elohím, Rishi‑Prajapatis, etc., etc., etc.
Se nos ha dicho con gran énfasis que el LOGOS suena y eso es obvio. EL DEMIURGO, El Verbo, es unidad múltiple perfecta.
Quien adora a los Dioses, quien les rinde culto, puede capturar mejor la honda significación de las diversas facetas divinales del DEMIURGO arquitecto.
Cuando la humanidad se burló de los Dioses Santos, cayó herida de muerte en el grosero materialismo de esta edad de hierro.
LUCIFER

Podemos y hasta debemos eliminar radicalmente a todos los agregados psíquicos subjetivos, tenebrosos y perversos que llevamos dentro; empero, es incuestionable que jamás podríamos disolver en nosotros mismos, a la sombra del Logos íntimo.
Resulta a todas luces claro y evidente que LUCIFER es la antítesis del Demiurgo Creador, su sombra viviente proyectada en el fondo profundo del MICRO‑COSMOS‑HOMBRE.
LUCIFER es el Guardián de la Puerta y de las llaves del Santuario, para que no penetren en él sino los ungidos que poseen el secreto de Hermes.
Y ya que hemos escrito este tan aborrecible nombre para los oídos piadosos del vulgo, necesario sería consignar también que el LUCIFER esotérico de la Doctrina Arcaica es todo lo contrario de lo que los Teólogos, cual el famoso DEMOUSS‑EAUX y el Marqués de MIRVILLE suponen equivocadamente, pues es la alegoría del bien, el símbolo del más alto sacrificio (CHRISTOS‑LUCIFER) de los Gnósticos y el Dios de la sabiduría bajo infinitos nombres.
Luz y sombra, misteriosa simbiosis del Logos Solar, unidad múltiple perfecta, INRI es LUCIFER.
DEMONIOS

Las diversas teogonías religiosas nos pintan como castigados a esos "LOGOI DIVINOS" que, reencarnados en humanos cuerpos, cometieran el error imperdonable de caer en la generación animal.
Esos genios tenebrosos son Ángeles caídos, demonios auténticos en el sentido más completo de la palabra.
Resulta absurdo aseverar que tales rebeldes hubiesen dado la mente al hombre; es obvio que esos ángeles caídos son verdaderos fracasos cósmicos.
Es muy oportuno en estos instantes recordar los nombres inhumanos de ANDRAMELEK, BELIAL, MOLOCH, BAEL, etc., cuyas horrendas abominaciones pueden ser estudiadas por cualquier adepto de la Logia Blanca, en los registros AKASICOS de la Naturaleza.
Distíngase entre lo que es una caída esotérica y lo que es una bajada.
Evidentemente esos ÁNGELES REBELDES no bajaron, cayeron y eso es diferente.
E L  LI M B O

Versados en la Historia Universal, bien sabemos en forma íntegra lo que es realmente el ORCO de los clásicos Griegos y latinos; el LIMBO de los esoteristas cristianos.
No está demás en este tratado, enfatizar la idea trascendental de que el LIMBO es ciertamente la antesala de los MUNDOS‑INFIERNOS...
Todas las cuevas conocidas y por conocer forman una basta e ininterrumpida red que abarca por entero al planeta Tierra, constituyendo el ORCUS de los clásicos ‑como ya dijimos en renglones arriba ‑ el LIMBO auténtico del esoterismo Gnóstico... el otro Mundo, en fin, donde vivimos después de muertos.
Corresponde al LIMBO aquella mística y terrible alegoría que dice: "Allí viven aquellos niños inocentes que murieron sin haber recibido las aguas del bautismo".
Dentro del esoterismo Gnóstico tales aguas son de tipo genesiaco y constituyen el ENS SEMINIS. (La entidad del semen como dijera Paracelso).
El Bautismo sacramental de los diversos cultos religiosos simboliza la SEXO‑YOGA, el Maithuna, la Magia Sexual. En la Médula y en el Semen se encuentra la clave de la salvación y todo lo que no sea por allí, por este camino, es ciertamente una pérdida inútil de tiempo.
Niños inocentes son aquellos santos que no trabajaron con las aguas espermáticas del primer instante. Gentes virtuosas que creyeron posible la AUTO‑REALIZACIÓN INTIMA DEL SER, sin cumplir con el compromiso del sacramento del bautismo; desconocieron la MAGIA‑SEXUAL o la rechazaron enfáticamente.
Sólo Mercurio, el Jefe y evocador de las almas, tomando el Caduceo de la Sabiduría en su diestra, puede evocar de nuevo a la vida a las infelices criaturas inocentes precipitadas en el ORCO.
Sólo él, el archimago y hierofante puede hacerlas renacer en ambientes propicios, para el trabajo fecundo y creador en la "Forja de los Cíclopes".
Así es como Mercurio, el Nuncio y el Lobo del Sol hace ingresar a las almas del LIMBO en las milicias celestes...
PURGATORIO

Definamos el Purgatorio así: Región molecular inferior; zona de tipo Sub‑Lunar; Astral sumergido (KAMA‑LOKA secundario).
En el mundo Purgatorial debemos freír las semillas del mal; aniquilar larvas infra‑humanas de todo tipo; purgarnos de toda corrupción; purificarnos radicalmente.
El Dante Allighieri hablando sobre el purgatorio dice:
"Nos aproximamos hasta llegar al sitio que antes me había parecido ser una rotora, semejante a la brecha que divide un muro; y vi una puerta, a la cual se subía por tres gradas  de diferentes colores, y un portero que aún no había proferido ninguna palabra".
"Y como yo abriese cada vez más los ojos, le vi sentado sobre la grada superior, con tan luminoso rostro, que no podía fijar en él la vista. Tenía en la mano una espada desnuda, que reflejaba sus rayos hacia nosotros de tal modo, que en vano intenté fijar en ella mis miradas".
"Decidme desde ahí: ¿Qué queréis? ‑empezó a decir ‑ ¿Dónde está el que os acompaña? Cuidad que vuestra llegada no sea funesta".
"Una dama del cielo, enterada de estas cosas ‑le respondió mi Maestro ‑, nos ha dicho hace poco: "Id allí; aquella es la puerta".
"Ella guía felizmente vuestros pasos ‑replicó el cortés portero‑ llegad, pues y subid nuestras gradas".
"Nos adelantamos; el primer escalón era de mármol blanco, tan bruñido, sólido y tenso, que me reflejé en él tal como soy; el segundo, más oscuro que el color turquí, era de una piedra calcinada y áspera, resquebrajada a lo largo y de través; el tercero, que gravita sobre los demás, me parecía de un pórfido tan rojo como la sangre que brota de las venas. Sobre este último tenía ambas plantas el Ángel de Dios, el cual estaba sentado en el umbral, que me pareció formado de diamante. Mi guía me condujo de buen grado por los tres escalones, diciendo: pide humildemente que se abra la cerradura".
"Me postré devotamente a los pies santos; le pedí por misericordia que abriese, pero antes me di tres golpes en el pecho. Con la punta de su espada me trazó siete veces en la frente la letra "P", y dijo: Procura lavar estas manchas cuando estés dentro".
"En seguida sacó de debajo de sus vestiduras, que eran del color de la ceniza o de la tierra seca, dos llaves, una de las cuales era de oro y la otra de plata; primero con la blanca y luego con la amarilla, hizo en la puerta lo que yo deseaba".
"Cuando una de las llaves falsea, y no gira con regularidad por la cerradura ‑nos dijo‑, esta entrada no se abre. Una de ellas es más preciosa; pero la otra requiere más arte e inteligencia antes de abrir, porque es la que mueve el resorte".
"Pedro me las dio, previniéndome que más bien me equivocara en abrir la puerta, que en tenerla cerrada, siempre que los pecadores se prosternen a mis pies".
"Después empujó la puerta hacia el sagrado recinto, diciendo: Entrad; más debo advertiros que quien mira hacia atrás vuelve a salir".
"Entonces giraron en sus quicios los espigones de la sacra puerta, que son de metal, macizos y sonoros; y no produjo tanto fragor, ni se mostró tan resistente la de la roca Tarpeya, cuando fue arrojado de ésta el buen Metelo, por lo cual quedó vacía. Yo me volví atento al primer ruido, y me pareció oír voces que cantaban al son de dulces acordes: "TE DEUM LAUDAMOS".
"Tal impresión hizo en mí aquello que oía, como la que ordinariamente se recibe cuando se oye el canto acompañado del órgano, que tan pronto se reperciben como dejan de percibirse las palabras".
(Véase la divina Comedia del Dante).
LA MADRE DIVINA

María o mejor dijera RAM‑IO, es la misma ISIS, JUNO, DEMETER, CERES, MAIA, La Divina Madre Cósmica, el poder serpentino que subyace en el fondo viviente de toda materia orgánica e inorgánica.
MARIA MAGDALENA

La Bella Mágdala es, fuera de toda duda, la misma Salambo, Mara, Ishtar, Astarté, Afrodita y Venus.
El aura solar de la Mágdala arrepentida, está constituida por todas las esposas sacerdotisas del mundo. 
Bienaventurados los hombres que encuentren refugio en esa aura, porque de ellos será el reino de los cielos.
C R I S T O

Entre los Persas, CRISTO es ORMUS, AHURA‑MAZDA, la antítesis de AHRIMAN. (SATÁN).
En la tierra sagrada de los Vedas, CRISTO es VISHNU, el segundo LOGOS, sublime emanación de BRAHAMA, el primer LOGOS.
EL JESÚS Indostánico es el Avatara KRISHNA. El Evangelio de este Maestro es similar al del Divino Rabí de Galilea.
Entre los Chinos antiguos FU‑HI es el Cristo Cósmico, quien compusiera el famoso I‑KING libro de las leyes y nombrara para bien de la humanidad ministros Dragones.
En el país asoleado de KEM, en la tierra de los Faraones, Cristo era de hecho  OSIRIS y quien lo encarnaba pasaba por tal motivo a ser un OSIRIFICADO.
QUETZALCOATL es el CRISTO MEXICANO que ahora mora en la lejana Tule, el Dios Blanco.
INMACULADAS CONCEPCIONES

Es urgente comprender lo que son realmente las inmaculadas concepciones. Estas abundan en todos los cultos antiguos, FU‑HI, QUETZALCOALT, BUDDHA y muchos otros son el resultado de inmaculadas concepciones.
El fuego sagrado hace fecundas a las aguas de la vida para que nazca el Maestro en nosotros.
Todo ángel es ciertamente hijo de la Divina Madre Kundalini; ella es realmente virgen antes del parto, en el parto y después del parto.
En nombre de la verdad solemnemente aseveramos lo siguiente: el esposo de Devi Kundalini, nuestra Madre Cósmica particular, es el TERCER LOGOS, el Espíritu Santo, SHIVA el primogénito de la creación; nuestra Monada íntima, individual o mejor dijéramos sobre‑individual.


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